VINE A VERTE PAPITO

VINE A VERTE PAPITO

Sin darme cuenta me quedé dormido en la tumba de mi hijo, desde que falleció agarré el vicio y hasta la fecha no he dejado de beber, mi esposa y dos hijos no me soportaron mucho tiempo, me corrieron de la casa y perdí mi trabajo, mis amigos, mis hermanos también se aburrieron de ayudarme, mis padres ya tampoco viven y pues quedé cómo una hoja al viento, la verdad ando buscando la muerte, muchos me dicen que me suicide y me ahorque , que termine con la vida miserable que llevo, que deje de dar vergüenzas a mi familia, pero soy católico y sé que si me mató así, no podré ver a mi hijo ni a mis padres, la ley de Dios aborrece a los infelices que se suicidan, y no entran en el Reino de los cielos.

Y yo deseo más que nunca ver a mi niño por más enojado que esté con Dios, el murió por mi culpa, yo no pude darle la atención apropiada por más puertas que toqué, en mi trabajo ya no me daban créditos, ni en el Banco, su enfermedad era muy extraña y por ende muy cara y al final el hospital me negó sus servicios por ser pobre y no tener los recursos adecuados, juro que hice hasta lo impensable para conseguir el dinero que me faltaba, pero al llegar a casa ya mi bebé había muerto, lo tomé en mis brazos y salí corriendo a la Iglesia y entre murmuraciones pasé hasta el fondo, y ya ahí, me enfrente a Dios.

-Dios, aquí está mi hijo! ¿Para que lo quieres tú?
Si tu tienes miles de millones de ángeles...
¿Para que quieres al mío? Por que era mío, y tú me lo robaste.
Tú me ló quitaste y jamás, jamás te perdonaré.
Nunca más nombraré tú nombre ni te visitaré, desde ahora dejo de ser tu hijo.
¿Me escuchasteeeee?
¡Dejé de ser tu hijoooo!

Mi esposa y mis dos hijos estaban detrás de mí muy espantados, la gente persignándose al escuchar tal blasfemia, mis tres hermanos fueron a quitarme a mi hijo sólo mi esposa fue capaz de hacerme entender.
Hasta que lo solté y se lo llevaron.
Desde ese momento entré a un obscuro túnel dónde hasta la fecha no he salido, me perdí, nadie sabe de mí, nadie más se preocupa por mí.

¿Porqué deberían preocuparse?
Hoy vine al cementerio cómo cada año, vine a verlo, esta vez estoy más cansado que de costumbre, los ataques y calambres en mi cuerpo y estómago son más terribles ya no puedo vivir sin alcohol, ni con el, parece que al fin lo voy a lograr, ya es de noche y mi niño cumple 8 años que falleció, que terrible coincidencia también cumplía años de vida.
-Mi niño, aquí estoy cómo cada año, Perdóname mi amor.
Sabes que nunca te he olvidado, cada día, cada hora, estas en mi mente, feliz cumpleaños mi rey.
¡Perdóname mi niño!
Y volví a caer en la tumba, el frío y una liviana llovizna caía en el camposanto y en mi torturado cuerpo, me busqué una botellita de caña, entre mis ropas la destapé y cuándo me la iba a tomar, una manita detuvo el esfuerzo de mi brazo a mi boca y después se alejó un poco.

Miré hacia donde estaba ese niño, me restregaba los ojos, me sacudía la cabeza y volví a mirar, era mi bebé, era mi niño.
Rompí a llorar y a decirle:
-No me mires mi amor, me da vergüenza que me mires... ¡Perdóname mi niño!
¡No me mires!
El llanto era tal que no me dejaba verlo bien.
De pronto mi niño habló.
-Papi no me da vergüenza verte así, me da tristeza que te hayas alejado de Dios, sabes, me dio permiso de venir a verte y decirte que aún puedes estar conmigo, sólo debes de arrepentirte de corazón y pedirle perdón...
¿Ya estas listo Papito?
-Si mi niño, ya estoy listo.
Cómo pude me hinqué y murmuré con todo mi corazón atormentado y cansado.
-Perdóname padre he pecado.
Después mi niño me tomó de la mano y me ayudó a levantarme, fue algo tan bonito, ya no me dolía nada, cargué a mi hijo y nos perdimos entre las tumbas.
En la mañana encontraron el cuerpo del borracho, que cada año venía a dormir con su hijo, en su tumba, pero esta vez ya no despertó...