La Edad de piedra-El Paleolítico ilmk

La Edad de piedra

El Paleolítico

La Edad de piedra-El Paleolítico.-Conforme a las hipótesis  comúnmente  aceptadas, el hombre procede de los monos o primates, que aparecieron sobre la tierra hace aproximadamente unos 75 millones de años. A lo largo de un lento y dilatado desarrollo  evolutivo, de los primates surgieron los homínidos, nuestros antepasados más antiguos según la ciencia, cuya aparición  en la época pleistocena (probablemente antes del 600000 a.C.), ciclo  de la era cuaternaria caracterizada por las cinco glaciaciones  que se produjeron sobre el planeta.

 Varios  estudios paleontológicos, realizados ampliamente a partir del siglo xx, han dado a conocer los rasgos anatómicos característicos de los primeros homínidos –entre los que destacan el bipedismo o facultad de mantenerse erguido sobre las extremidades inferiores y la gran capacidad craneana-, así como establecer una supuesta lista genealógica que llega hasta el humano moderno.

El homínido más primitivo que se conoce es el australopiteco, cuyos restos se han hallado en África y Asia sudorientales y en China, y que debió conocer el fuego. Este australopiteco antiguo utilizo como herramienta la piedra, de formas muy rudimentaria, para fabricar artefacto de caza, dando así lugar a la llamada cultura de los  jarros o pebble tolos.

El 1960 se encontraron  en Tanzania restos de Homo habilis, considerado como el eslabón entre el australopiteco y el pitecántropo. Este era ya un ser totalmente bípedo, con una altura que  alcanzaban 1,50 m y una dentadura similar a la del humano actual, con incisivos en forma de pala.

Nativo de África y de China, a juzgar por los importantes restos encontrados en estas tierras, los pitecántropos desarrollaron ya hace unos 130.000 años una cultura de instrumentos líticos tallados mediante percusión- fundamentalmente hachas a mano y bifaces, es decir, piedras pulidas por dos caras para lograr un borde afilado-, que con el paso del tiempo se dispersó  por Europa y el resto de Asia.

Las primeras investigaciones sobre estas primitivas culturas se realizaron en Europa, y entre ellas destacan la abbevillense, la levalloisiense y la achelense  (Francia), la clactoniense (Reino Unido) y la tayaciense  (Córcega y sur de Francia).

Todas las culturas mencionadas hasta aquí y desarrolladas hasta aproximadamente en el año 125000 antes de nuestra era se integran en el llamado paleolítico inferior. A partir de la última fecha se inicia el periodo llamado paleolítico medio, que abarca hasta el 65000 a.C. su protagonista indiscutible fue el hombre de Neanderthal, integrado ya en la especie Homo sapiens, cuya capacidad craneal superaba a la del pitecántropo en cerca de 600 centímetros cúbicos y que gozaba de una musculatura bien desarrollada.

Este antecesor del hombre actual, más evolucionado e inteligente, supo desarrollar ya una industria lítica más perfeccionada y avanzada, en la que aparecen hojas afiladas, raspadores, puntas y otros utensilios. La cultura más representativa es la musteriense,  que recibe su nombre del yacimiento hallado en Le Moustier (Francia). Se han encontrado muestras de industria musteriense en Kurdista, la India, China y Palestina.

La desaparición del hombre de Neanderthal se produjo probablemente por el predominio del hombre de Cro-Mangnon, mejor adaptado y más hábil, que fue capaz de renovar la técnica lítica, así como de utilizar otros materiales, como los huesos y las astas de animales, para fabricar sus utensilios. A él se debe también la creación de las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad: el arte parietal y el mobiliario.

Las culturas del hombre Cro-Magnon, se integran en el paleolítico superior (hasta el 10000 a.C.) y entre ellas destacan la auriñaciense, la solutrense y la magdaleniense.  En la industria de este periodo aparecerán instrumentos muy variados, comoagujas, raspadores, espátulas, alisadores, puntas de flecha de doble bisel y arpones. De esta fase ultima del paleolítico se han hallado también bastones de mando que debieron tener un significado religioso, adornos y amuletos, y diversos útiles empleados para unir remendar pieles,  con las que los primitivos se cubrían para protegerse del frió.

La mayor  sedentarización del hombre, que no tuvo más remedio que refugiarse en las cuevas para protegerse de las inclemencias climáticas, dio origen al surgimiento de las pinturas rupestres o parietales (pintadas en la pared), características del magdaleniense. Algunos de los ejemplos más representativos de estas pinturas se encuentran en las cuevas de Altamira (Cantabria, España) y Lascaux (Dordogne, Francia), bellas muestras del arte franco- cantábrico, en el que predomina la representación de animales como bisontes, mamuts, caballos, ciervos, etc., probablemente de carácter totémico.

Las sencillas técnicas empleadas en estas pinturas han permitido su conservación a lo largo  de milenios. Así, el hombre del magdaleniense mezclaba las tintas (rojas, amarilla y negra, básicamente) con resinas, sangre y grasa de animal y las aplicaba sobre las rocas con plumas y mechones de pelo.

A veces, para dar mayor sensación de relieve, practicaba también incisiones sobre las paredes. Después distribuía sobre su obra una ligera capa de caliza, gracias a la cual se facilitó el proceso de silizaciòn de estas creaciones, que han llegado hasta nosotros prácticamente intactas.

El hombre del paleolítico superior fue también capaz de desarrollar un interesante arte mobiliario, en el que destacan las figuras de mujeres (venus) en las que aparecen desproporcionadamente resaltados los atributos femeninos. Entre los ejemplos más representativos de estas figuras, que probablemente tuvieron una finalidad ritual relacionada con la fecundidad, se encuentran la venus de Willendorf y la de Lespugue.